MANTENER SIEMPRE UNA BUENA COMUNICACIÓN CON LOS DEMAS
Hace algunos 200 años el boxeo era mucho más brutal que hoy en día. No usaban guantes. No había asaltos. Se peleaban hasta que uno no podía ya levantarse. Las peleas duraban mucho. Sólo se terminaban cuando uno no podía continuar por el famoso “nocaut”, heridas muy serias y pérdida de sangre. Todo esto evolucionó en lo que hoy llamamos el deporte del boxeo porque cierto señor dijo: “Basta de brutalidad excesivo” y propuso unas reglas que ahora llevan su nombre, “El Marquís de Queensbury”. No que haya cambiado demasiado el resultado – orejas aplanchadas, dientes sacados, narices quebradas, contusiones, aun la muerte. Pero en comparación a lo que era, sí es más seguro y menos bestial. En todas sus formas es un deporte peligroso y difícil de practicar. En nuestros días la comunicación en nuestro entorno es parecida en muchos casos. Cuántas veces termina en unos abusos verbales (que muy difícilmente se sanan) o físicos que a su vez resultan en problemas con la ley, los vecinos, los